Historia

Partimos de dos hipótesis, concepciones relacionantes para definir: estas dos conjeturas nos van a dar los resultados que esperamos. La concepción de estos orígenes se basa en las siguientes razones: desde la antigüedad los aborígenes cañares poblaron como un tribu o cultura llamada los Molleturos, citada en algunos libros, por algunos historiadores nacionales tal como he demostrado en las páginas anteriores de este libro, al hacer un estudio serio de la leyenda de los añares. Una tribu fuerte, bien organizada con su propio cacique y jefes. Pertenecían al bloque de Guapondeleg prestaron su colaboración las veces que fueron requeridos, al ser reclutados para engrosar las filas de los ejércitos para resistir a la conquista de los Incas, estos reclutamientos y guerras diezmaron la población. Los que quedaron huyeron en diferentes direcciones hacia lugares lejano, quedando donde hoy es la cabecera parroquial y otros lugares aledaños, solamente las huellas de lo que algún día fue la valerosa tribu de los Molleturos.

La segunda se basa en que el espíritu de los Cañares, se apodero nuevamente de los Chacanceos con sus prácticas ancestrales. Estos de manera accidental, regresaron a la tierra de sus antepasados, guiados por un espíritu invisible a tomar posesión de lago que estaba abandonado. Era la herencia todavía no adjudicada que les pertenecía, encontraron una laguna donde se hospedaban muchos patos de pechos colorados, que en épocas anteriores había sido un adoratorio. Posiblemente un hucayñan. Estaba cubierto de bosques, con improvisados habitantes de estos lugares que se ufanan de ser propietarios de siglos. En efecto una zona montañosa donde vivían los osos, Gran Bestia ( tapir especie única en el mundo), leopardos, pumas, tigrillos, leones, lobos a poca distancia el rey de las alturas el cóndor. Esa tierra fértil, generosa en agua, en especies variadísimas y raras, en grades cascadas increíbles que se cuelgan en los precipicios como madejas inquietas de algodón a los reflejos del sol, decenas de saltos, de montañas bordadas de diamantes y de plata blanca, de las lagunas en las alturas, la suavidad de su lecho de inquietos y juguetones vientos que corren por las copas de los árboles. En estas tierras se agincaron los nativos que en un principio fueron nómadas y avanzaron poco a poco conquistando los bosques, dominando a los pequeños duendes y fantasmas de la naturaleza utilizando todos sus poderes humanos, incluso de la mente, su “superyó” del poder racional hacia lo irracional. Dominar estos parajes mágicos con selvas vírgenes nada fácil debía haber sido. Muy cerca el Cajas esplendente, rebosante de agua y su furia climática, cruel y despiadada. Más allá los vallecillos cálidos y rincones selváticos donde seguramente gemía estruendoroso el Sacharuna (supuesto hombre gigante mal encarado, especie extinta). El Chuzalongo (enanos orejones y de caras agraciadas, también extintos) y las enormes cuevas de Vacaille. Alverjilla donde con toda seguridad vivió la mamahuaca, pero allí estuvieron hombres con temple de acero enfrentando el reto y pasando de nómadas a ser sedentarios para darle forma he inicio a este pueblo llamado Molleturo.

La gran laguna poco a poco fue secándose hasta que desapareció, empezó a aparecer un lodo suave muy ceroso. El bosque también se perdió, entre ellos la planta sagrada de los cañares el molle (del quichua árbol Schinus molle L). Existe similitud con este nombre que identifican algunos lugares por donde habitaron esta cultura, por ejemplo en la Parroquia Gualleturo, en Taday perteneciente al cantón Azogues. De esto desprendemos una definición etimológica de: Molleturo. Sin descarar que en épocas más remotas existió una cultura que pobló estos lugares llamados Molleturo.

El tiempo daría paso al progreso poco a poco la laguna fue secándose para luego se rellenada con piedras en grandes mingas, arrastradas en rastras con yuntas, encabezadas por diferentes religiosos que se han sucedido. En 1885 se da inicio a la construcción del nuevo templo terminado en 1945 con el padre Guillermo Alfonso Narváez (el gigantón de 300 libras que requería de unas 3 buenas mulas para reemplazarlos en sus viajes). Desde 1962 se da inicio una nueva era con la construcción del estadio, cancha de ecuavoley encabezado por el padre Dr. Adolfo Clavijo Idrovo.

Fuente: Libro de Molleturo del autor Ángel Puin.

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